Aquí va un nuevo post
Ahora soy el único que filetea. Por el momento no es un filete, más bien es un lomo. Hace ya tiempo que terminé de cortar y comer las orillas quemadas. Estamos llegando al centro, estamos llegando a lo crudo. O más bien, estoy llegando solo o casi solo. Entre mi mar de risas sardónicas está el post de Guillermo que describe ceñuadamente un libro del siglo pasado.
El constructo supremo. Lisa Dean Ryan con la voz de Paty Acevedo. ¿Saben de qué hablo? Wanda Plenn, en la versión doblada para latinoamérica de Doogie Howser. Pato Pascual se extraña de que una mujer con la belleza de Lisa Dean Ryan haya desaparecido de los medios. No es que no le interese continuar en la actuación, como pasa seguido con los actores juveniles, sino que no ha tenido mucho éxito. Quizá su papel más importante fue en un telefilm menor ("pelis para la tele") y para colmo de males probablemente opacado por Melissa Joan Hart (Sabrina, la brujita que nos volvía de piedra en nuestros años mozos).
Fascismo: Este post excluye a Ikis y Laura, disculpas.
Introducción:
Al principio tenía el orgullo de que mi padecimiento se llamara como una canción de Nirvana pero mi sisterna tuvo el mal gusto de señalar que ésta probablemente hace referencia a un aneurisma cerebral. El mío está en la pierna, atrás de la rodilla. Es un poco más pequeño que una mandarina. Parece ser que todavía falta un rato para que se reviente pero por si acaso la operación va a ser este jueves. La arteria tiene que puentearse ya sea con una vena mía o con un material artificial que no presenta rechazo. Los riesgos son nulos, o más bien el peor riesgo -y es poco probable- es que se tuviera que repetir la operación.
El estagirita caminaba bajo la lluvia sin dirección fija. En cierta manera se dio cuenta de que había vivido engañado, su vida realmente no tenía sentido a pesar de que firmemente lo creía. Había pensado estúpidamente que siguiendo ciertos criterios de conductas a una persona le podía ir mejor en la vida. Ahora era momento de reir de ello. También comenzó a cuestionarse respecto de la realidad de las cosas, la regularidad del mundo, se dio cuenta que tan sólo estaba habituado a ciertas repeticiones cotidianas, y que ahora en un momento de crisis nada de eso parecía tener justificación. Si no encontraba reposo mental en las cosas más simples era de esperarse que también dejara de hacerlo en los asuntos referentes a la vida colectiva; se dio cuenta de su ingenuidad había llegado a grados extremos, que la sociedad era en realidad un infierno incontrolable capaz de provocar sufrimiento sin límites.
En otras noticias, Dios está vivo. De lo que se sabe en algún momento del génesis desapareció y su lugar fue ocupado por un mico oportunista, a quien se le atribuye la creación del judaismo, el cristianismo y el islam. Dios pide paciencia a las criaturas en lo que logra poner las cosas en orden y cambiar este mundo miserable por algo que se parezca más a la bella creación que tenía en mente.
¿Recuerdan esos letreritos que se encontraba Alicia? Eat me/ Eat me not. Drink me / Drink me not. Este tipo de instrucciones contradictorias hacen que el cerebro entre en un estado de choque. No se puede pensar, el sistema se apaga. ¿Y qué pasa entonces? Alicia es un animal, la voz en su cabeza está muerta, o intentando esgrimir una oración coherente en medio de un torrente de pensamientos obsesivos de sexualidad latente y muerte. Alicia no piensa, pero tiene un hongo o un frasco enfrente, como bestia que es come, como bestia bebe.
Oh, sí, ha llegado el tiempo de la sabiduría infinita de los zurdos, de la raza privilegiada en la que los cátodos cerebrales dejan fluir un líquido torcido, electrizante y vital por toda la imaginación y el pensamiento. Discúlpenme que no hable desde mi propia experiencia; lamentablemente soy diestro. Cuánto admiraba a las niñas zurdas en la primaria, sobre todo me acuerdo de los momentos en que había dos bancas y yo ocupaba la siniestra y ella la derecha; ella utilizaba la mano diestra con una deliciosa torpeza y aún esforzándose no alcanzaba precisión en sus trazos, hasta que de pronto la genial intuición tenía lugar y mutaba su lapicito a la mano indicada, sólo para colapsar con mi codo y generar otra torpeza, esta vez mutua, que implicaba un reacomodo. Sí, es eso! He dado al clavo, y no con un martillo, sino estampando mi cabeza contra la pared con todas mis fuerzas y un ánimo desbordante de que mi sangre deje un mural con pintura color grosella y yo sonría sardónicamente mientras mi rostro fluye inconsciente en una espiral que lastima mi piel desgarrándose desde el borde de ese mismo clavo. Pero es inútil explicar la euforia, y mucho menos con oraciones inacabables como la última. En realidad, ser zurdo no ha de ser algo admirable, creo, sino solamente como posibilidad despierta un revoltijo de energías en el espíritu. No vayamos a los extremos. Todos sabemos que ser un asesino en serie o algo así de desquiciado sería algo atractivo, al menos por un tiempo. Pero en la cotidianidad, ante algo estúpido como ser zurdo un abismo se abre ante nuestros pies, más si sabemos que nunca podremos aventarnos por él, pues para nosotros los diestros los siniestros permanecerán incomunicados en una otredad sólida como piedra. O lector, conozco el pensamiento que pulula por tu mente, y sé que piensas saber la respuesta con una pregunta gangosa: ¿y qué hay de los ambidiestros? Calla, calla, calla. Ellos tienen lo peor de los dos mundos y viven en un limbo neuronal y psíquico que no puede fluir libremente ni en la amable cotidianidad diestra ni en la extravagancia zurda. ¿ Quién podrá liberarse de estas dictaduras? Si se lo piensa uno, estas tonterías de las que hablo son una metáfora de todo en el mundo. Del amor y del odio. Dios y el diablo. Tal vez algún día la tierra sea aplastada por un puño o una uña que no provenga de ningún costado, sino que descienda fatal y mecánicamente desde el centro de la espalda de un ser mitológico que apenas concebimos. ¿Ese ser somos nosotros? ¿¿Yo?? ¡Tú!