Esbozo de un gran manual psicopático siniestro con miras al despertamiento.
Oh, sí, ha llegado el tiempo de la sabiduría infinita de los zurdos, de la raza privilegiada en la que los cátodos cerebrales dejan fluir un líquido torcido, electrizante y vital por toda la imaginación y el pensamiento. Discúlpenme que no hable desde mi propia experiencia; lamentablemente soy diestro. Cuánto admiraba a las niñas zurdas en la primaria, sobre todo me acuerdo de los momentos en que había dos bancas y yo ocupaba la siniestra y ella la derecha; ella utilizaba la mano diestra con una deliciosa torpeza y aún esforzándose no alcanzaba precisión en sus trazos, hasta que de pronto la genial intuición tenía lugar y mutaba su lapicito a la mano indicada, sólo para colapsar con mi codo y generar otra torpeza, esta vez mutua, que implicaba un reacomodo. Sí, es eso! He dado al clavo, y no con un martillo, sino estampando mi cabeza contra la pared con todas mis fuerzas y un ánimo desbordante de que mi sangre deje un mural con pintura color grosella y yo sonría sardónicamente mientras mi rostro fluye inconsciente en una espiral que lastima mi piel desgarrándose desde el borde de ese mismo clavo. Pero es inútil explicar la euforia, y mucho menos con oraciones inacabables como la última. En realidad, ser zurdo no ha de ser algo admirable, creo, sino solamente como posibilidad despierta un revoltijo de energías en el espíritu. No vayamos a los extremos. Todos sabemos que ser un asesino en serie o algo así de desquiciado sería algo atractivo, al menos por un tiempo. Pero en la cotidianidad, ante algo estúpido como ser zurdo un abismo se abre ante nuestros pies, más si sabemos que nunca podremos aventarnos por él, pues para nosotros los diestros los siniestros permanecerán incomunicados en una otredad sólida como piedra. O lector, conozco el pensamiento que pulula por tu mente, y sé que piensas saber la respuesta con una pregunta gangosa: ¿y qué hay de los ambidiestros? Calla, calla, calla. Ellos tienen lo peor de los dos mundos y viven en un limbo neuronal y psíquico que no puede fluir libremente ni en la amable cotidianidad diestra ni en la extravagancia zurda. ¿ Quién podrá liberarse de estas dictaduras? Si se lo piensa uno, estas tonterías de las que hablo son una metáfora de todo en el mundo. Del amor y del odio. Dios y el diablo. Tal vez algún día la tierra sea aplastada por un puño o una uña que no provenga de ningún costado, sino que descienda fatal y mecánicamente desde el centro de la espalda de un ser mitológico que apenas concebimos. ¿Ese ser somos nosotros? ¿¿Yo?? ¡Tú!
4 Comments:
magistral
Harp!!!!
TE EXTRAÑO MUCHO. Lamento mucho no haberme podido despedir de vos. En fin, mil gracias por esos días de alegría en Nerthfield. Al leerte lograste que extrañara tu versatilidad así como lo expresivo y apasionado que puedes ser.
Lograste tanto que, a veces las palabras como craving se quedan muy pero muy cortas.
Gracias por este trozo de belleza que rompe límites!!!!!
Jarp se transmuta a Harp, la lira que arranca lágrimas y lagañas
de acuerdo, insaciable animal de historias, el maxi gansito se queda corto frente a la exhuberancia del post
Jarp se transmuta a Harp, la lira que arranca lágrimas y lagañas
de acuerdo, insaciable animal de historias, el maxi gansito se queda corto frente a la exhuberancia del post
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