Monday, September 12, 2005

Malvado

El diccionario Larousse define el irracionalismo como término filosófico para describir aquellas teorías que escogen lo irracional por encima de lo racional.
Sin embargo sería demasiado estúpido reconocer una división de esta naturaleza y escoger el lado irracional. Lo mismo sucede con el bien y el mal, se necesita ser francamente estúpido para inclinarse por el segundo.
Sin embargo los temerosos las más de las veces llaman irracionales a quienes juegan con la línea divisoria, malvados a quienes estan más allá del bien y del mal.
Probablemente si alguien le pregunta Alicia dirá que soy malvado e irracional. Que yo recuerde, jamás le causé sufrimiento ni confusión alguna. Pero le da miedo lo que escribo.
Tomemos como ejemplo este aforismo que publiqué en el periódico de la escuela:

Poned vuestros gatos a remojar, no vaya a ser que el cambio de estaciones se lleve unas cuantas colas secas.

Eso le pareció suficiente para dejar de salir conmigo. Bien, no dejar de salir conmigo. Pero evidentemente algo cambió. Ahora la beso y mantiene sus labios firmes, su lengua no asoma ni de chiste. Si comienzo a frotarle los pechos sus pezones no muestran el menor signo de excitación. Entonces ella sonríe y sorbe, sorbe, sorbe, toma café sin límites, se disculpa y sale con otros hombres.

Alicia no es la única mujer en el mundo. De acuerdo, está Beatriz. Incluso algunos dirían que es más guapa, no dentro del paradigma-muñeca, donde Alicia evidentemente sale ganando, sino que es una chica mucho más interesante (del mismo modo en que algunos pueden preferir Haydn a Mozart, por decir cualquier pavada). Bien, pues Beatriz no comprende mi humor, ella es... ¿cómo decirlo? Literal. Es una persona completamente literal.
Una vez su hermana se cayó. Nada grave, la muchacha estaba en medio de una ataque de risa y se abalanzó sobre un sillón, después rodó hasta el piso y siguió riendo. Evidentemente no le había sucedido nada. Entonces yo grité “traigan las sales aromáticas!”. Beatriz me dirigió una mirada alienante y despreciativa. Y así sucede siempre con ella.
Bien, hay otras mujeres. Eso es lo que mantiene el mundo andando, siempre algo va a salir mal y siempre habrá otras mujeres. ¿Por qué no parar en dos? ¿Cuántos hombres seguirían felices y cuerdos si hubieran sabido cuándo detenerse?

Además Alicia es una cosa, Beatriz es otra, y salir alternadamente con las dos una tercera. La primera me ve con miedo y recelo, la segunda me ve retorcerme en el fango de la inmadurez desde su cómoda posición de sentido común, sin embargo la combinación es exquisita. La aniquilación del yo podría llegar en cualquier momento.

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